¿Para qué sirve el cambio de hora?

¿Sirve de algo atrasar o adelantar la hora de nuestros relojes cada cierto tiempo? ¿Por qué lo hacemos? Según los expertos, para ahorrar energía eléctrica... pero, ¿no es cierto que lo que no se gasta por la mañana se gata por la tarde? (ya que anochece antes). Es una paradoja, señores... es el sentido de los sinsentidos... Y este sinsentido lo demuestran muchos estudios, contradiciendo lo que piensan y hacen 81 gobiernos en todo el mundo, cambiando su horario en otoño y primavera.

Os pongo un ejemplo en cifras y veréis cómo esta acción es un poco absurda. En el caso de España, se manejan estimaciones de ahorro en el consumo entre el 0% y el 0,5%. Sólamente eso. Es como decir "no tengo dinero a tengo 50 céntimos". El margen de ahorro es mínimo mínimo mínimo. Pero es que en el resto de países europeos se da el mismo caso. En este contexto, el cambio de hora, consolidado con la crisis del petróleo de la década de los setenta, genera cada día más polémica. Nadie discute de lo molestoso que es cambiar la hora cada cierto tiempo para nada, y aún más, cuando no está claro cuánto supone de ahorro en la factura energética.

Si el efecto -se supone que beneficioso- del cambio horario sobre la economía no está claro, menos lo están los perjuicios que se le atribuyen sobre la salud. Bien es cierto que en unos días el cuerpo se te acostunbra al cambio de hora, pero el primer día es un caos: te encuentras desconcertado, no sabiendo muy bien la hora que es. Por eso, se podría decir que se convierte en un problema sociocultural, ya que es un fastidio ese cambio, por la alteración que produce en el sueño, comidas...

Por eso, desde aquí animo a... ¡romper las reglas! Sí sí, ¿no creéis que estamos haciendo algo que no vale la pensa y que encima no da resultados? Bueno, aquí dejo mis pensamientos y reflexiones acerca de este tema, pero eso sí, nada más pensar que me voy a llevar toda la vida adelantando y atrasando relojes con un fin poco exitoso... ¡qué pereza!